jueves, 28 de agosto de 2014

Las enseñanzas de Don Juan

Para llegar a ser hombre de conocimiento, uno debe desafiar y derrotar a "sus cuatro enemigos naturales". El conocimimiento nunca es lo que uno espera.
En cada paso, el aprendiz se encuentra en un atolladero, y su miedo crece sin misericordia...Así tropieza con su primer enemigo natural: ¡el MIEDO!..., al cual debe desafiar para dar el siguiente paso, y el siguiente, y todos los posteriores. Estará lleno de miedo y, sin embargo, no deberá detenerse. Llegará entonces el momento en que se retire su primer enemigo. el hombre empieza a sentir seguridad en sí mismo. Su propósito le hace más fuerte y la tarea de aprender deja de ser aterradora. En ese momento el hombre ha derrotado asu primer enemigo natural... ha adquirido la claridad de mente que elimina al miedo... ese es su segundo enemigo natural: ¡la CLARIDAD! La claridad de mente puede cegarlo porque lo fuerza a no dudar de él mismo. Esa seguridad lo impulsa a hacer cuanto se le antoje, porque todo lo ve con claridad. Pero la claridad es una ilusión de "poder" a la que puede rendirse; si lo hace, habrá sucumbido a su segundo enemigo natural y ya no podrá aprender, debido a su torpeza... Para evitarlo deberá desafiar a su claridad, esperar pacientemente y ser cauteloso antes de seguir adelante; debe pensar que su claridad puede ser un error. Vendrá entonces el momento en que podrá comprender que su claridad sólo es "un punto delante de su nariz". Así habrá derrotado a su segundo enemigo. Habrá llegaddo a un punto en donde nada podrá dañarlo... El anhelado poder será suyo por fin. Podrá hacer lo que se le antoje con su poder. Podrá dominar a su aliado y su deseo será la regla... Habrá entonces tropezado con su tercer enemigo natural: ¡el PODER! En esta etapa el hombre apenas puede advertir que su tercer enmigo lo acecha. De pronto, sin saberlo, habrá sucumbido en su batalla. El poder lo hará un hobre cruel y caprichoso... Un hombre en tales circunstancias llega a la muerte sin realmente manejar su poder... El hombre tiene que desafiar intencionalmente a su poder. Debe darse cuenta de que el poder conquistado no es suyo en verdad... si logra entender que sin control la claridad y el poder son terribles enemigos, llegará al punto en que dominará todo. Sabrá entonces el momento y la forma en que deberá usar su poder. Habrá derrotado así a su tercer enmigo natural. Para entonces, el hombre estará al final de su camino al concimiento y , casi sin advertirlo, se enfrentará a su último enemigo natural: ¡la VEJEZ!... Habrá perdido el miedo, su claridad ya no será impaciente, todo su poder estará controlado, pero siente un deseo constante de descansar. Si se entrega a su deseo de descansar y olvidar, arrullado por la fatiga, su enemigo lo volverá una vieja y débil criatura. Su claridad, su poder y su conocimiento estarán vencidos. Si el hombre logra sacudirse la fatiga y cumple su destino hasta el final, podrá considerarse hombre de conocimiento, aun cuando sólo sea por unos breves momentos en los que logra despojarse del último enemigo, al cual nunca podrá vencer.

En la vida hay muchos caminos que recorrer, pero un hombre, antes de embarcarse en un camino, debe estar libre de miedo y ambición; entonces, deberá preguntarse si el camino tiene o no tiene un corazón. Una vez hecha la pregunta, el hombre conocerá la respuesta. Un camino sin corazón nunca se disfruta; por el contrario, se vuelve contra uno y nos destruye. Un camino con corazón, en cambio, nos hace batallar para hallarle el gusto. El camino sin corazón, en todo su recorrido, nos da dolor y angustia. En cambio el camino con corazón nos da armonía y bienestar.